Buscando la verdadera dignificación del hombre, Cáritas se centra en tres momentos claves para llevar adelante su misión:
Asistencia: es lo primero que aparece para aliviar el dolor de los que sufren, lo que la Iglesia siempre denominó obras de misericordia: dar de comer, vestir, cuidar al enfermo, etc. El desafío de esta tarea es también alentar a las personas necesitadas en el ejercicio de sus derechos como miembros de la comunidad humana.
Promoción: refleja la concepción de la Iglesia sobre la persona como hija de Dios y capaz de ser sujeto de su propio desarrollo. Cuando desde Cáritas se trabaja en la promoción social se pasa de la atención individual a la atención de grupos que comparten necesidades y encuentran juntos soluciones comunes: generación de pequeñas iniciativas, proyectos, etc. De este modo las mejoras en las condiciones de vida son más lentas, pero más sustentables.
Caridad transformadora: proclamada por la Iglesia desde la búsqueda de un mundo de hermanos, apunta a reformar las estructuras injustas de pecado. A partir de preguntarse por las causas de la pobreza y realizar acciones sobre esas causas, trata de producir cambios en toda la sociedad para acercarnos al Proyecto de Dios. Promover la animación de la caridad transformadora, impulsa a la reflexión y la formación de la conciencia social.
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